Probablemente no hay otro tema en la historia moderna de la Argentina que haya sido objeto de tantas investigaciones como lo fue el peronismo (1). No obstante, hasta los últimos años no se había dado a conocer un trabajo serio sobre la política del régimen de Perón en el área de la educación (2). Desde fines de los años ochenta aparecieron varias publicaciones sobre el tema (3), siendo el libro de Mariano Ben Plotkin una de las más destacadas e importantes entre ellas. Se trata de una monografia excelente, que sirve como ejemplo del posible aporte que tienen las investigaciones de la historia de la educación para una mejor comprensión de los regímenes políticos en la época moderna. El sistema educativo, como ya lo sabía Platón, refleja el carácter del régimen y de la sociedad en que se desarrolla. El libro se divide en cuatro partes: la crisis de consenso en la sociedad argentina y el surgimiento de Perón; la apropiación del espacio simbólico: rituales políticos y el carisma de Perón; educación y política: la socialización política de la juventud; la generación de consenso pasivo. Cada una de las partes es interesante e importante de por sí, pero uno de los aportes centrales del libro en su conjunto es, sin duda, la tercera parte, basada en una gran variedad de fuentes primarias entre las que se cuentan documentos de los archivos del Ministerio de Educación, libros de texto, prensa contemporánea, publicaciones oficiales del gobierno y entrevistas personales. Plotkin examina los dos procesos principales que ocurrieron en las escuelas en aquellos años: la democratización y la indoctrinación. El análisis de la democratización social que tuvo lugar en las instituciones educacionales no resulta suficiente y puede verse en él cierta inclinación anti-peronista del autor. Por ejemplo, Plotkin prefiere incluir en un apéndice al final del libro los datos de la expansión del sistema educativo y el aumento de establecimientos de enseñanza, de incremento de alumnos en todos los niveles «desde la educación preescolar y hasta las universidades, pasando por los niveles primarios y secundarios», y la reducción del número de analfabetos, en lugar de integrarlos al texto mismo, lo que hubiera brindado un panorama más equilibrado de los cambios ocurridos en el campo de la educación. También es de lamentar que el autor se conforme con examinar las escuelas primarias y no incluya menciones de los colegios secundarios y las universidades (4). En cambio, la descripción del proceso de indoctrinación político- partidaria, y especialmente el análisis de los contenidos de los textos escolares peronistas, son apasionantes e incluyen numerosos insights. Plotkin no se conforma con las referencias obvias al culto a la personalidad y a la glorificación del matrimonio Perón. Comparando con los libros pre-peronistas, el autor analiza temas relacionados con las relaciones entre las clases sociales, la caridad comparada con la justicia social, el sitio del individuo en la sociedad, el valor del trabajo, el papel asignado al Estado como guardián del orden social y promotor del progreso, los conceptos de Patria y nacionalidad, las concepciones religiosas y los cambios ocurridos en la galería de héroes nacionales: quiénes fueron eliminados del panteón y quiénes fueron incorporados al mismo, y cómo cambió la posición relativa de los diversos personajes dentro de la jerarquía de los próceres nacionales. Las conclusiones de Plotkin al final de este capítulo destacan la combinación de tradición y modernidad que surge de los textos escolares peronistas y que se considera una de las características del discurso peronista en general. Con respecto al análisis de los libros de texto, deben hacerse ciertas observaciones. La concepción peronista de la Historia y la importancia que daba a los diversos sucesos en la historia de la nación requieren también la revisión de los textos de niveles superiores, en los que naturalmente la referencia a los eventos es más extensa que en los libros para los primeros años de escuela primaria. Sobre las concepciones religiosas en los textos escolares debiera incluirse una referencia más detallada a la enseñanza religiosa obligatoria en las escuelas públicas y la lucha por la hegemonía cultural entre el Estado y la Iglesia, pese a que este tema ya fue tratado en otras investigaciones (5). En lo que respecta al sitio de las mujeres en la sociedad tal como se refleja en los libros de estudio, Plotkin acierta al rechazar el argumento de Wainerman y Raijman, quienes exageran al enfatizar que hubo un fuerte componente de continuidad entre los textos pre-peronistas y los peronistas respecto del rol asignado a la mujer (6). Por último, la comparación con una selección de libros post-peronistas, al menos de la segunda mitad de la década del cincuenta y comienzos de los sesenta, hubiera permitido estudiar qué quedó de dichos mensajes tras la caída del régimen en los textos impresos por los gobiernos, militares y civiles, que le sucedieron. Como en otras áreas, tampoco en el campo de la educación se pudo borrar por completo la década peronista. En esta parte del libro, así como en la segunda dedicada al análisis de la transformación de los rituales del 1° de mayo y del 17 de octubre, Plotkin se limita a ocuparse de los mensajes que el gobierno deseaba transmitir a la población, en este caso la infantil, sin tratar en profundidad la cuestión de la «recepción», cómo influyeron eventualmente, cuestión que requiere una metodología diferente. El autor mismo reconoce esta limitación de la investigación ya en la introducción a su libro, pero ella debía haberle hecho reformular los objetivos por él mismo planteados; en el material empírico empleado no hay documentación que permita recrear el imaginario social y político de esta época en la forma en que pretende hacerlo. Sí, en cambio, permite comprender mejor el discurso de Perón y las modificaciones en los mitos, símbolos y rituales impuestos desde el poder. Además del gran esfuerzo dedicado por el régimen a la reconstrucción del sistema educativo, con el objetivo de garantizar la «unidad espiritual» – concepto central en la doctrina de Perón- (7), Plotkin enfatiza con justicia, ya en la primera parte del libro, el fracaso del intento de crear una «cultura peronista alternativa». Si bien el peronismo se presentó como una ruptura total con el pasado, jamás pudo desvincularse por completo de la tradición liberal. La adopción de la concepción revisionista de la historia argentina por parte del movimiento peronista tuvo lugar sólo después del derrocamiento del régimen en 1955. Otro mecanismo destinado a la generación de consenso político y movilización masiva que estudia Plotkin en este libro es la Fundación Eva Perón (parte IV). La Fundación se integró a los esfuerzos del gobierno por garantizar la lealtad de sectores sociales que tradicionalmente estaban marginados del sistema político, incluyendo a mujeres, niños, trabajadores no sindicados y los pobres. La investigación sobre la Fundación es problemática, ya que muy poca documentación interna de la institución sobrevivió la caída del régimen. Sin embargo, ayudándose con documentos que aún no se habían aprovechado, Plotkin logra analizar los distintos tipos de actividades de la organización y su aporte en la movilización de apoyo para el régimen. Esta sección del libro, dedicada a la «peronización» de las mujeres y los niños, que se hizo entre otras cosas para balancear el peso excesivo que los sindicatos estaban adquiriendo en el régimen, examina también el Partido Peronista Femenino, los torneos deportivos infantiles organizados por la Fundación y la revista Mundo Infantil. Si bien Plotkin acierta al afirmar que «a diferencia de los regímenes totalitarios o autoritarios de la Europa de entreguerras, el Estado peronista no logró establecer un sistema estructurado para la organización política de la juventud, …» (p. 212), se deja sentir la ausencia de un análisis significativo de la Unión de Estudiantes Secundarios, un experimento de la última etapa del período, que tuvo sólo un éxito parcial en sus intentos de organizar a la juventud. No obstante, estas observaciones no vienen a restar de los méritos que tiene el libro. Mañana es San Perón, de Mariano Plotkin, es recomendado para todos aquéllos que deseen comprender mejor el régimen de Perón y el debate alrededor de su carácter y su clasificación.
(1) Véase la bibliografía no exhaustiva que contiene «solamente» 3392 títulos en Laszlo Horvath, A Half Century of Peronism, 1943-1993: An International Bibliography, Stanford 1993. (2) Mariano Ben Plotkin, «Perón y el peronismo: un ensayo bibliográfico», EIAL, Vol. 2, No. 1 (1991): pp. 113-135. (3) Véanse los libros en la serie dirigida por Adriana Puiggrós: Sandra Carli (Coordinación), Discursos pedagógicos e imaginario social en el peronismo (1945-1955), Bs. As. 1995; Jorge Luis Bernetti y Adriana Puiggrós, Peronismo: cultura, política y educación (1945-1955), Bs. As. 1993; así como Mónica Rein, «Education, Indoctrination and Politics: Peronist Argentina, 1943- 1955», (en hebreo), tesis de maestría, Universidad de Tel Aviv 1993; Carlos Escudé, El fracaso del proyecto argentino: Educación e ideología, Bs. As. 1990. (4) Sobre las universidades en la época de Perón no existe aún una investigación seria y profunda. Al respecto pueden consultarse, entre otros: Richard Walter, Student Politics in Argentina, New York 1968; Tulio Halperín Donghi, Historia de la Universidad de Buenos Aires, Bs. As. 1962; León Berdichevsky, Universidad y peronismo, Bs. As. 1965; Bernardo Kleiner, 20 años de movimiento estudiantil reformista (1943-1963), Bs. As. 1964; Alejandra B. Gómez, No nos han vencido… Historia del Centro de Estudiantes de Derecho – UBA, Bs. As. 1995; Mónica Rein, «Represión vs. rebelión: las universidades argentinas bajo el peronismo», trabajo inédito, Universidad de Tel Aviv 1995. (5) Lila M. Caimari, Perón y la iglesia católica, Bs. As. 1995, particularmente el capítulo 5; Susana Bianchi, «Iglesia católica y peronismo: la cuestión de la enseñanza religiosa (1946- 1955)», MAL, Vol. 3, No. 2 (1992): pp. 89-103; V. W. Leonard, Politicians, Pupils and Priests: Argentine Education Since 1943, New York 1989. (6) C. H. Wainerman y R. B. de Raijman, Sexismo en los libros de lectura de la escuela primaria, Bs. As. 1987. (7) Mariano Ben Plotkin, «La `ideología’ de Perón: continuidades y rupturas», en Samuel Amaral y Mariano Ben Plotkin (comps.), Perón del exilio al poder, Bs. As. 1993, pp. 45-67.
[Raanan REIN. «Mariano Plotkin: Mañana es San Perón – Propaganda, rituales políticos y educación en el régimen peronista (1946-1955). Buenos Aires, Ariel-Historia Argentina, 1993», in Estudios Interdisciplinarios de América Latina y el Caribe, vol. VI, nº 2, julio-diciembre de 1995]